TEORÍA DE LA GUERRA COMUNICACIONAL


Bienvenido:

En este blog encontrará, convenientemente numerados y redactados como micro-ensayos, los capítulos de mi libro Guerra Comunicacional, Leyes y Principios Estratégicos que condicionan la persuasión de las masas (ISBN 978-980-12-4122-5) cuya primera edición estuvo a cargo de Piscis Editorial CA - Maracaibo, julio de 2009.

Confío que estos escritos le sean de utilidad para consultarlos como información complementaria o como referentes para sus investigaciones futuras, cumpliendo con las normas académicas vigentes internacionalmente, para las cuales son imprescindibles la exactitud y la escrupulosidad en citas y referencias que se hagan de estos textos.

Andrés S. Moreno A.

andresmorenoarreche@gmail.com

sábado, 4 de diciembre de 2010

1.- Los principios estratégicos, la estrategia y la estratagema











Con este artículo abrimos las puertas del blog, con la esperanza de que sea, además de una fuente de consulta, un escenario para la confrontación de ideas entre estrategas.


Los principios estratégicos constituyen el soporte esencial para llevar adelante la práctica estratégica en cualquier enfrentamiento persuasivo. El entendimiento de estos principios y su aplicación diferencia una acción estratégica de otra cualquiera para ello los principios estratégicos existen a partir de la experiencia que el hombre ha tenido a lo largo de miles de años de historia y de cientos de miles de conflictos en los que se ha involucrado y con los que ha tenido que interactuar. El conocimiento de estos principios le corresponde al estudioso, quien con dedicación y paciencia habrá de enfrentar el fabuloso desafío de descubrirlos y entenderlos. Ninguna obra, por sí sola, se encuentra en la capacidad de registrarlos en su totalidad, por ello en el esfuerzo que prosigue habrá que entender por fuerza que apenas se encuentra incorporada la definición de la lógica y de la naturaleza que estos principios tienen. De ella puede desprenderse parte de su enorme riqueza.

Para entendernos, asumimos que un principio estratégico es la aplicación de la estratagema, que significa: Ardid de guerra, fingimiento y engaño artificioso. O lo que es símil, el artificio o medio empleado con habilidad y maña para conseguir algo. Quizás por ello la estrategia posee una mal entendida fama pues se le confunde con estratagema, la que en efecto forma parte de la aplicación lógica de la estrategia, pues esse trata de un principio orientador de la acción, pero en modo alguno reemplaza el entendimiento de la estrategia y mucho menos de lo estratégico.

Muchos estrategas del pensamiento estratégico oriental, le brindan a la estratagema una posición de privilegio entre el pensamiento estratégico. Este enfoque no es el mismo entre los estrategas occidentales que privilegian los grandes movimientos y la acción. Sin embargo, en cualquier enfrentamiento comunicacional, la aplicación de la estratagema es vital para la efectividad persuasiva, porque cada una delas acciones que se desarrollan en una confrontación dentro de la Opinión pública requiere de muchísima habilidad en la sugestión.

Ahora bien, se debe asumir que la estratagema se fundamenta en el fingimiento y en el engaño, en la desinformación y en la manipulación de la realidad, de los hechos y sus circunstancias, pero NO es la estrategia. Es un pequeño y concreto plan de acción que únicamente se encuentra claro y tiene sentido en la mente del estratega y de nadie más, ni siquiera sus más cercanos colaboradores, pues el conjunto y variedad de las estratagemas utilizadas en una confrontación opinática responden a situaciones de escenario y a el particular modo en que el estratega lo confronta.

La estratagema comunicacional es la adecuación de la maniobra con un fin último: el engaño. Consiste en fingir una dirección, cuando en realidad es otro el objetivo. Mientras la estrategia comunicacional conduce las acciones hacia el cumplimiento de los objetivos en la opinión pública y dentro de las filas ‘enemigas’, la estratagema procura el engaño y busca hacerle ver al oponente lo que se quiere que vea y no necesariamente lo que debería ver. Por medio de una estratagema efectiva se hace irrebatible la información que uno quiere que sea evidente. No la verdad, la cual se despliega ante los públicos en el momento en que la matriz de la opinión no pueda ser revertida por el adversario.

En una guerra comunicacional de amplio espectro persuasivo, como por ejemplo, una campaña electoral presidencial, o la toma del poder en una gran corporación, bien desde adentro, bien desde afuera, el manejo de estratagemas es vital y el estratega debe ser impredecible. Sus movimientos deben ser difíciles de prever. Sus respuestas raramente pueden calcularse y sus métodos (es decir, el conjunto de estratagemas que despliega) deben convertirse en ‘su ortodoxia’ en la medida en que esa metodología de acción se verifique en una heterodoxia permanente. En estos escenarios, la estratagema se convierte en un arte, el arte de la persuasión inducida, malamente llamada ‘sub-liminar, que se apoya en vectores simples: la desinformación, el ocultamiento, pero esencialmente en el fingimiento para lograr que el oponente se engañe a sí mismo y tome decisiones desacertadas con respecto a las intenciones y los objetivos propuestos. El éxito del conjunto de las estratagemas seleccionadas por el estratega se fundamenta en el miedo, el temor visceral por lo desconocido, por lo inesperado.

Sun Tzu, describe a la estratagema como una actividad basada en el engaño y es por eso que cuando un contrincante se encuentra en con todas las ventajas y la disposición de atacar, Sun Tzu sugiere aparentar torpeza e incapacidad. También propone que cuando se vaya a emplear una fuerza en cualquier maniobra, el atacante debe aparentar inactividad. Mostrar lejanía cuando se halle cerca. Proximidad cuando está lejos. Atraer al enemigo cuando éste codicie pequeñas ventajas y atacarle cuando se halle en desorden. Disolver sus fortalezas cuando se encuentra bien preparado. Retirarse de la batalla cuando el oponente es fuerte y superior en la acción. La estratagema eficaz es la que logra desanimar al contrario cuando está envalentonado. Lo hace artificialmente arrogante con la falsa modestia de la propia humildad. Desgasta inútilmente sus fuerzas si han descansado. Lo divide si es coherente y unido. Lo ataca cuando no está preparado y asume una acción cuando sea inesperada.

En un escenario de confrontación ideológica, comunicacional y persuasiva, las estratagemas más importantes son aquellas que consiguen la victoria sin combatir, o sin gasto excesivo de tiempo y recursos, pues el enfrentamiento comunicacional ‘ideal’ es aquel que logra evitar el conflicto público de grandes proporciones. Para alcanzar este logro es preciso contar con altas dosis de imaginación y es a través de ella que la estratagema cobra vida y su aplicación y efectos no tiene límites. La Imaginación es una manifestación de poder mental del estratega y para cultivarlo es necesario forzar la mente para desarrollar opciones más allá de lo evidente, hasta alcanzar una intrincada estructura de enorme complejidad y de lo profundo de tal estructura estratégica pueda el estratega abstraer una propuesta de acción que carezca de simplicidad y que no sea el resultado de ningún facilismo o genere una acción evidente.

Aunque el resultado siempre es inseguro e inconstante, el proceso es en sí mismo sencillo de entre todas las opciones, y desde todas las alternativas posibles habrá de escogerse lo que menos se espera y se hará entender al oponente que se ha escogido lo que todo el mundo supuso que debería escogerse, aunque la realidad sea exactamente lo opuesto. Así, de tanto fingir, el oponente no nunca sabrá cuándo la maniobra es de diversión, cuándo de retirada, cuándo de ataque. De tanto engañarle se podrá alcanzar los objetivos establecidos inicialmente, casi sin oposición ni molestia, porque se habrá creado un oponente temeroso, divergente y en exceso precavido, que carece de iniciativas o las ha llevado a la mínima ejecución y en el que ha mermado su seguridad y la confianza.