TEORÍA DE LA GUERRA COMUNICACIONAL


Bienvenido:

En este blog encontrará, convenientemente numerados y redactados como micro-ensayos, los capítulos de mi libro Guerra Comunicacional, Leyes y Principios Estratégicos que condicionan la persuasión de las masas (ISBN 978-980-12-4122-5) cuya primera edición estuvo a cargo de Piscis Editorial CA - Maracaibo, julio de 2009.

Confío que estos escritos le sean de utilidad para consultarlos como información complementaria o como referentes para sus investigaciones futuras, cumpliendo con las normas académicas vigentes internacionalmente, para las cuales son imprescindibles la exactitud y la escrupulosidad en citas y referencias que se hagan de estos textos.

Andrés S. Moreno A.

andresmorenoarreche@gmail.com

jueves, 10 de marzo de 2011

7.- Primera Ley de la Guerra Comunicacional:


PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

La conflagración comunicacional, vale decir, el conjunto de batallas opináticas a las que se expone quien se aviene a cualquier campaña persuasiva, tiene una manifestación multi media. Tanto los medios masivos de comunicación como los medios alternativos y los conocidos como medios virtuales, poseen características de transmisión y de persuasión particularísimas, que inciden directamente sobre la forma e incluso en el fondo del mensaje, al presentar una amplia diversidad de formatos para un mismo propósito: persuadir a una audiencia sobre las bondades o conveniencias de una idea, un principio, un líder o una organización.

En tal escenario, la disolución del mensaje por desconocimiento de las características y las potencialidades de los medios involucrados en una batalla opinática es el resultado de una dirección ineficaz en la maniobra de la opinión pública. Se trata de un serio problema que debe abordar el estratega aplicando en ello los conceptos de dirección eficaz y los principios fundamentales de la planeación en la guerra comunicacional.

Dirección eficaz:

Para enfrentar cabalmente la dirección eficaz de cualquier batalla por el beneficio de la opinión pública en cada una de las etapas y escenarios de la guerra comunicacional, el estratega debe plantearse la pregunta inicial ¿Qué es dirigir? Le aseguro que la respuesta nada tiene que ver con mandar a secas, porque dirigir asertivamente una campaña opinática es una tarea que involucra transformar la experticia profesional y humana del estratega, en un proceso de facilitación que alienta y estimula a los colaboradores para alcanzar los objetivos propuestos.

En un ambiente de dirección eficiente, el estratega tiene el reto de aprovechar al máximo las capacidades de sus colaboradores, especialmente las de aquellos cuyo talento es valioso por su escasez y por su contribución decisiva a la buena marcha de la campaña persuasiva. De cara a un desempeño eficaz, conviene tener en cuenta aspectos fundamentales relacionados con la administración del talento:

Responsabilidad: El estratega es responsable de que sus colaboradores estén motivados y colocados correctamente en sus puestos de batalla. La co-responsabilidad y la coordinación de las acciones son los instrumentos con los que el estratega puede medir el grado de responsabilidad individual y grupal de su equipo, elemento administrativo fundamental para el logro de los objetivos propuestos.

Clima laboral: La desmotivación es el primer síntoma de un clima laboral nada propicio para iniciar o continuar cualquier confrontación en la opinión pública. El estratega debe identificar sus síntomas y proceder a identificar cuáles lo están y las causas de que eso sea así. Si la desmotivación es un fenómeno general que afecta todo el equipo, es imperativo abordar el problema a partir de dos instrumentos muy adecuados: las encuestas de clima laboral y los procesos de feedback 360º.

Expectativa: ¿Qué debe esperar un estratega de sus colaboradores y viceversa? Existe una relación directa entre lo que uno y otros están dispuestos a dar en función de las expectativas que se tienen y sobre lo que el otro espera o desea. El estratega dispuesto a fomentar el desarrollo del talento entre sus colaboradores, potenciará sistemas de medición, reconocimiento e incentivo de la contribución y el rendimiento de cada uno de ellos.

Confianza: El ejercicio y desarrollo de la confianza es imprescindible para la ejecución de estrategias y maniobras que son, en sí mismas, ejecutorias que requieren alta confidencialidad, y será el estratega el responsable de incidir en ese clima administrando la confianza como un emolumento más a las ejecutorias de sus colaboradores.

Trabajo en equipo: El desarrollo de una campaña de comunicación persuasiva supone la participación de diversos perfiles profesionistas (Comunicadores Sociales, Sociólogos, Psicólogos, Investigadores de la Opinión Pública, etc.) y en todos ellos, el cumplimiento de una serie de condiciones:

  • Visión–misión común.
  • Objetivos compartidos.
  • Liderazgo.
  • Talento.
  • Espíritu de equipo.
  • Resultados.
  • Incentivos.

Liderazgo: El liderazgo del estratega se inicia en el autocontrol, porque un líder debe conocer sus fortalezas y debilidades, así como conoce las oportunidades y las amenazas de su entorno, para potenciar sus decisiones asertivas y evitar en lo posible que sus oponentes conozcan y exploten sus debilidades. A partir de ahí, el estratega que lidera un equipo debe promover las condiciones adecuadas para que a su alrededor surjan otros líderes.

El liderazgo no existe porque se asuma, aunque eventualmente la asunción de un liderazgo marca su comienzo. El liderazgo existe porque los subordinados lo reconocen y lo aceptan en el estratega, siempre que éste posea cualidades de dirección eficaz y manifieste estas competencias:

  • Un conocimiento amplio y profundo del trabajo a realizar.
  • Una visión asertiva de los escenarios, junto con una visión de futuro.
  • Honradez e integridad a toda prueba.
  • Ilusión y pasión en todo su desempeño.

El liderazgo también se manifiesta en la contribución del estratega al desarrollo de sus colaboradores. En este sentido, el estratega líder es aquel que, además de sus conocimientos, de su visión, de sus valores personales y de su desempeño, contribuye en el crecimiento personal y profesional de sus colaboradores identificando y promoviendo el talento particular de cada uno; los coloca en los puestos donde su rendimiento y satisfacción personal se verán compensados; procura que todos sus colaboradores alcancen mayores cotas de autonomía y responsabilidad, exigiéndoles rendimiento y resultados en proporción a la inversión de confianza y recursos depositados, y comparte con ellos los beneficios obtenidos o las pérdidas a asumir.

Principios fundamentales en la planeación de la guerra comunicacional:

El planeamiento y control de la dirección eficaz de cualquier emprendimiento opinático, concebido como parte de una guerra comunicacional, se soporta en principios fundamentales inherentes a la comunicación persuasiva.

Principio de la universalidad. La planeación de la campaña comunicacional comprende factores intervinientes, tales como el tiempo, el talento, los medios, y el presupuesto, integrados de tal manera que al desarrollar el plan sean los convenientes, los idóneos y lo suficiente.

Principio de racionalidad. Todas y cada una de las campañas mediáticas debe estar fundamentadas lógicamente, deben contener objetivos estratégicos que puedan lograrse y disponer de los recursos necesarios para alcanzarlos.

El principio de la precisión. Las campañas involucradas en la planeación estratégica de un emprendimiento persuasivo deben poseer la mayor precisión posible, porque van a regir acciones concretas. Cuando las campañas comunicacionales carecen de planes precisos, la efectividad de los medios involucrados será necesariamente ineficaz, pues la planificación táctica constituye la necesaria armazón sobre la que pueden soportarse las gestiones futuras.

El principio de la flexibilidad. Dentro de la precisión, todo plan de comunicación persuasiva debe contemplar un margen para los ajustes y los cambios que surjan porque lo que se planifica originalmente debe asumirse como una dirección básica que permita pequeñas adaptaciones momentáneas, pudiendo después volver a su dirección inicial. Así, una campaña persuasiva es flexible, porque sin importar los ajustes de forma y contenido, vuelve a su objetivo inicial cuando cesa la presión que la flexiona. Toda campaña comunicacional eficaz prevé, en lo posible, las modificaciones de contenido y los cambios de soporte y medios que puedan ocurrir, sea fijando máximos y mínimos como una tendencia central entre ellos, como lo más normal; sea proveyendo de antemano caminos de substitución para las circunstancias especiales que se presenten, sea estableciendo sistemas para su rápida revisión.

El principio de la unidad. Las sólidas pero flexibles campañas de persuasión deben ser unidas de tal naturaleza, que pueda decirse que aunque exista una para cada objetivo, en conjunto se apliquen con tal modo de coordinación e integración, que en realidad se ejecuten a partir de un solo plan general en la guerra comunicacional. La unidad (de criterios específicos, de medios y de contenido) evita planes inconexos que conducen a la contradicción conceptual y las dudas operativas. Por ello, los diversos planes que se aplican deben coordinarse en tal forma, que en un mismo plan puedan encontrarse todas las normas de acción aplicables. De ahí surge la conveniencia y la necesidad del trabajo en equipo (Ver punto en Dirección eficaz) para que las campañas mediáticas se coordinen jerárquicamente, hasta ensamblar una sola.

El principio de factibilidad. Lo que se planee para la ejecución de una guerra comunicacional debe ser realizable. Es ineficaz y por ello inútil elaborar campañas demasiado ambiciosas u optimistas cuyos objetivos específicos sean imposibles de alcanzarse. La planeación estratégica debe adaptarse a la realidad de las audiencias y de los medios disponibles y a las condiciones objetivas que actúan en el medio ambiente.

El principio de compromiso. La planeación estratégica de una guerra comunicacional y la ejecución de sus campañas persuasivas comprende un lapso que tiene una fecha de comienzo, un periodo de ejecución y un plazo en el futuro inmediato para dar cumplimiento a los compromisos involucrados en la decisión del emprendimiento. Este principio indica que la planeación a largo plazo es la más conveniente porque asegura que los compromisos asumidos en la conflagración opinática encajen en los objetivos a alcanzar en el futuro, quedando tiempo para adaptar mejor sus objetivos y políticas a las tendencias descubiertas en la opinión pública y a los cambios políticos, inevitablemente imprevisibles por el estratega.

Principio de factor limitante. En la planeación de cualquier emprendimiento opinático (la guerra comunicacional es uno de ellos) es imperativo que los estrategas detecten aquellos factores que puedan limitar o frenar el alcance de los objetivos perseguidos. Este principio resalta la importancia que tiene la objetividad del estratega, sumada a la inter-subjetividad de los expertos que le acompañan, para la selección de los diferentes cursos de acción de cada campaña comunicacional o las diversas alternativas de medios para alcanzar los objetivos de persuasión previstos.

Principio de inherencia. La programación de las diferentes campañas implicadas en una guerra comunicacional es necesaria en cualquier organización humana y es propia de la administración. El estratega debe planificar la forma de alcanzar sus objetivos, fijando siempre metas mediatas o inmediatas. Planificar conduce a la eficiencia y otorga la posibilidad de ofrecer respuestas oportunas a los cambios sociales.

HIPÓTESIS DE SUSTENTACIÓN:

Cualquier emprendimiento persuasivo será administrativamente más eficiente en la misma medida en que se apliquen correctamente los fundamentos de la dirección eficaz y los principios de la planeación estratégica.

AXIOMA COMUNICACIONAL COMPROMETIDO:

La comunicación es simétrica o complementaria [1]

Las relaciones están basadas en la igualdad, cuando los participantes intercambian el mismo tipo de comportamiento. De este modo su interacción puede denominarse simétrica, pues tanto uno como el otro puede, indistintamente, tomar decisiones, criticar y comentar la conducta del otro, dar consejos y proponer alternativas, etc. Este tipo de relación es frecuente entre compañeros de curso, de trabajo, amigos, hermanos, etc.;

Cuando las relaciones están basadas en la diferencia, (como suele suceder en los equipos multidisciplinarios de comunicación persuasiva, dirigidos por un estratega) los participantes intercambian diferentes tipos de comportamientos, la conducta de uno complementa la del otro y recibe el nombre de complementaria. En este tipo de relación hay dos posiciones distintas: La posición superior o primaria, (que asume el estratega) y la posición inferior o subsidiaria” 1 (que asumen los colaboradores y expertos contratados para cada una de las batallas de la guerra comunicacional).

ENUNCIADO DE LA LEY:

Conoce y domina las tácticas administrativas y operativas de la comunicación persuasiva.

COROLARIOS:

.- La planeación de cualquier guerra comunicacional requiere de una planificación administrativa en todas sus etapas.

.- Los recursos administrativos empeñados en una guerra comunicacional son el talento humano, los medios de comunicación y el financiamiento.



[1] -Watzlawick, P., Bavelas, J. & Jackson, D. Teoría de la comunicación humana. Herder Editorial, S.L. Barcelona, 2002. 5º axioma de la comunicación.